La intensidad y frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos, incluyendo sequías o inundaciones, va en aumento. El vínculo entre los fenómenos extremos y el cambio climático, que hace referencia a la variación global del clima en una escala de tiempo prolongada, y, sin duda, en parte provocado por la actividad humana, es progresivamente más estrecho.
Los choques climáticos más regulares son devastadores para las familias más pobres que dependen de la agricultura. Rara vez los campesinos están preparados para mitigar el impacto de las variaciones climáticas extremas. Además, las familias más vulnerables usualmente suelen ubicarse en lugares propicios a tragedias.
Según el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), los efectos adversos del cambio climático en la agricultura ocurrirán con mayor fuerza en los trópicos y en los subtrópicos; eso significa que hay una amenaza real en las zonas productoras de café. El Cuadro 1 presenta cómo los choques climáticos afectan la producción de café por tipo evento, incluyendo el aumento de la temperatura, la presencia de lluvias irregulares, inundaciones, sequias y vientos fuertes.
En Colombia hay alrededor de 552.128 productores de café, siendo cerca del 96% pequeños; con menos de 5 hectáreas en café. Así, los efectos del cambio climático en la producción de café son dramáticos, ya que los choques climáticos se traducen básicamente en pérdidas económicas de las cuales es usualmente difícil recuperarse. Por ejemplo, para un productor pequeño la afectación de un evento climático extremo tendría un efecto potencial en la reducción del consumo del hogar, por la vía de un choque de ingresos. Esto, en el peor de los casos, podría causar la decisión de vender sus activos productivos, para mitigar en parte, este evento adverso.
De esta manera, en el sector agrícola las variaciones climáticas extremas se deben combatir con medidas de adaptación. De la mano de alianzas que se pueden hacer entre el sector público y el privado, y con la fuerza que tiene la asociatividad cafetera en el país, es posible fomentar, por ejemplo, las buenas practicas del manejo del cultivo, manejo de sombra, riego y plagas y enfermedades, entre otras; fomentar la investigación y conservación de diversidad genética (plantas resistentes a la sequía); y la implementación de mejores tecnologías que premian la productividad. Finalmente, los programas educativos, desde las capacitaciones más simple a productores hasta la asistencia técnica especializada, constituyen un canal importante a través del cual se pueden promover las medidas de adaptación.
El temor es que en el largo plazo, la producción de café se desplace hacia zonas marginales altas, que actualmente no se consideran aptas para su producción, así se hacen necesarias más investigaciones sobre qué tan preparados están hoy en día los cafeteros para adaptarse a choques climáticos extremos, además es fundamental determinar con estudios cuáles serán las zonas más afectadas, e identificar cuáles son las implicaciones que puede tener esta realidad sobre los planes de ordenamiento territorial. En el CRECE construimos resiliencia para un futuro más sostenible con investigación rigurosa sobre estos temas, y otros.
Por:
Rafael Isidro Parra-Peña S., Director Ejecutivo CRECE
María Fernanda Toro B., Asistente de Investigación CRECE
Dato curioso
Sabías que?
– El rango ideal de temperatura para el cultivo de café está entre los 15 y los 24°C para el café Arábica.
“Las opiniones expresadas este blog son de exclusiva responsabilidad de los autores y no necesariamente representan las opiniones el equipo de investigación o consejo directivo del CRECE