Living Income: dignificando los ingresos y la calidad de vida en el campo.
El concepto de “Living Income” o ingreso digno está adquiriendo cada vez más importancia en las conversaciones globales sobre justicia económica y bienestar social. En un mundo donde persiste la desigualdad económica y millones de personas luchan por satisfacer sus necesidades básicas.
Un ingreso que garantice una vida digna es una aspiración fundamental. Se refiere a un nivel de ingreso que permite a un individuo o familia satisfacer sus necesidades básicas como alimentación, vivienda, educación, atención médica y otros gastos esenciales sin caer en la pobreza ni depender de la asistencia social. Va más allá de la mera supervivencia, y busca garantizar que todos tengan la oportunidad de vivir una vida digna y participar plenamente en la sociedad.
El ingreso digno desafía la desigualdad económica extrema y aboga por políticas y prácticas que promuevan la justicia social y económica. A lo largo de los años se han discutido metodologías para aproximar el “ingreso digno”. Una de las principales metodologías fue desarrollada por los hermanos Richard & Martha Anker (2017), y se caracteriza por el uso de mayores estándares normativos que otras metodologías usadas para el salario digno en los países en desarrollo. Toma en cuenta factores como alimentación nutritiva, vivienda saludable, atención médica adecuada y educación de los niños hasta la escuela secundaria. También se basa en la estimación de un salario digno acorde a las necesidades de cada lugar, utilizando a su vez información secundaria que considera el costo de la dieta, el costo de vivienda, las necesidades esenciales, el tamaño de la familia, entre otros aspectos.
Algunos autores como Waarts et al (2019, 2021), han abordado los desafíos que enfrentan los pequeños agricultores para lograr un ingreso digno. Estos desafíos incluyen la falta de capacidad para invertir, las dificultades para que los agricultores diversifiquen sus fuentes de ingresos en la finca y fuera de ella, así como la falta de acceso a tierras y recursos, la falta de infraestructura y la falta de acceso a mercados justos. Además, Waarts et al. presentan varios cálculos relacionados con el impacto de las intervenciones en los ingresos de los agricultores, así como una fórmula para calcular la brecha entre el ingreso digno y el ingreso real de un hogar. Los autores indican que algunos cambios estructurales pueden facilitar el aumento de ingresos para los agricultores más pobres, incluyendo políticas de reforma agraria que aumenten el tamaño de las fincas y estén informadas por las previsiones del cambio climático y las tendencias demográficas.
Van de Ven et al (2021) proponen una metodología de Ingreso digno para establecer un ingreso rural mínimo en países de bajos ingresos, que se adapta de la metodología de salario digno y estima el ingreso mínimo para hogares rurales por adulto equivalente por día (AE/día). Tres estudios de caso en Tanzania, Uganda y Etiopía muestran que la línea de pobreza extrema de US$ PPP 1.90 por persona por día es insuficiente para satisfacer los derechos humanos básicos para una vida decente en países de bajos ingresos.
En conclusión, el concepto de “Living Income” es crítico en las discusiones sobre dignificación de los ingresos y la calidad de vida de las comunidades rurales que garantizan la sostenibilidad en el campo y las regiones.
Escrito por Santiago Rodas Vélez- Asistente de investigación
30/01/2024
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