
Habilidades para el futuro ¿o el presente?
Pensar en una sociedad que se enfrenta a desarrollos tecnológicos que avanzan a los niveles de los que estamos siendo testigos, trae consigo retos de adaptación. Como parte de la serie de la lectura del entorno abordaremos próximamente la democratización de la tecnología y, al mismo tiempo, en esta entrada ampliaremos detalles sobre las llamadas ‘habilidades para el futuro’.
De esta manera se está conceptualizando ampliamente a las habilidades requeridas para adaptarse al cambiante mundo del trabajo. En este contexto, más allá de los conocimientos técnicos específicos, se hace un llamado a las capacidades que según Elkeiy (2022) las máquinas no podrán reproducir con el mismo nivel y agilidad que los seres humanos cualificados, como el pensamiento conceptual y estratégico, la creatividad, la resolución de problemas, la empatía, el optimismo, la ética, la inteligencia emocional y el criterio.
Para el CRECE, las tecnologías emergentes, el cambio climático y los cambios demográficos no son solo tendencias abstractas: ya están reconfigurando los empleos, las habilidades necesarias y las trayectorias de millones de personas. Ante este panorama ¿qué significa realmente estar preparado para el trabajo del futuro, con habilidades que hoy ya son pertinentes?
De acuerdo con el Future of Jobs Report 2025 del Foro Económico Mundial, tres grandes fuerzas están transformando el empleo global: el cambio tecnológico, la transición verde y los cambios demográficos. Estas tendencias actúan como un doble filo, ya que generan oportunidades para nuevos tipos de trabajos a la vez que amenazan con hacer obsoletos roles actuales.
En ese sentido, el Atlas de los trabajos del futuro de Sur Futuro nos ofrece una mirada concreta para América Latina y el Caribe. Solo el 16% de los empleos en la región se consideran “resilientes”, es decir, tienen futuro en un mundo marcado por la automatización y el cambio climático. En contraste, el 62% de los empleos se encuentran en riesgo por estas transformaciones.
¿Cuáles son los trabajos del futuro?
De acuerdo al reporte de Sur Futuro, los llamados “empleos de futuro” no se limitan a la programación o a la robótica. Se concentran en tres grandes áreas y requieren políticas adecuadas para su abordaje:
Fuente: Elaboración propia con información del informe Atlas de los trabajos del futuro de Sur Futuro.
STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas): que es clave para aprovechar la revolución tecnológica, pero todavía poco desarrollada en América Latina, especialmente entre las mujeres.
Empleo verde: impulsado por la necesidad de transitar hacia economías sostenibles. Incluye desde ingenieros ambientales hasta recicladores y técnicos en energías renovables.
Empleo del cuidado: el más numeroso en América Latina y el que más emplea a mujeres. Incluye trabajos en salud, educación y atención personal. Sin embargo, muchos de estos empleos son informales y mal remunerados.
Pensar en estos trabajos directamente implica relacionar las ‘habilidades del futuro’, que están ya marcando la diferencia del discurso sobre lo que realmente marcará una diferencia. Según el Foro Económico Mundial, entre las habilidades más demandadas están reafirmándose el pensamiento analítico, la resiliencia, la alfabetización tecnológica, y la capacidad de adaptación. Esto va más allá de saber usar una computadora, ya que implica aprender a aprender, de tener curiosidad, ser flexible y saber trabajar con otros en contextos inciertos.
Aquí también surgen desafíos. Muchas personas en América Latina y el Caribe, por ejemplo, sobre todo jóvenes y mujeres, aún tienen limitaciones para acceder a formación de calidad o a oportunidades para desarrollar estas habilidades. Además, como advierte el artículo promoviendo la diversidad y una transición justa del BID, si no se abordan las desigualdades estructurales, corremos el riesgo de reproducir brechas en el mercado laboral del futuro. Por esta razón, promover una transición justa, que considere la diversidad y la inclusión, es clave para no dejar a nadie atrás.
Saber cuáles serán los trabajos y habilidades del futuro no es suficiente. Necesitamos construir puentes desde el presente, para que las personas puedan llegar hasta ellos. Esto implica, pero no se limita a fomentar estrategias de inclusión de género y juventud, que reduzcan las brechas existentes, a incentivar sistemas de formación flexibles, a apoyar la transición desde empleos vulnerables hacia ocupaciones más resilientes.
Es esencial ubicar a las personas en el centro de las decisiones frente al futuro… y el presente. No se trata de adaptar forzosamente a las poblaciones, sino de construir un futuro con y para ellas.